sábado, 21 de febrero de 2009

ESTIMULACION TEMPRANA DURANTE EL EMBARAZO

Lo más importante para el bienestar de un bebé es que se sienta rodeado del amor que le proporcionan sus padres. El niño necesita que le hablen, lo acaricien, le sonrían y sobretodo que lo quieran. Si el hijo se siente amado, muy pronto aprende las lecciones valiosas que le van a llenar de confianza y de seguridad, que son el mejor regalo que se le pueda dar. Es muy importante comenzar a estimular al bebé desde el embarazo. Si los niños son estimulados adecuadamente desde antes de su nacimiento logran el mejor desarrollo orgánico y funcional de su sistema nervioso y de sus órganos de contacto.

¿Qué es la estimulación temprana?
Es toda actividad que oportuna y acertadamente enriquece al niño en su desarrollo físico y mental; busca una comunicación afectuosa y constante entre el niño y sus padres desde el embarazo, su nacimiento y a lo largo de su crecimiento y desarrollo.

¿De qué manera se puede estimular al bebé dentro del vientre materno?
Desde las primeras semanas del embarazo, comienza a formarse el sistema nervioso del bebé así como su cerebro y las neuronas. Las células nerviosas necesitan conectarse entre sí para que se puedan realizar las funciones de los diferentes órganos y sistemas. Estas sinapsis o conexiones, requieren de la estimulación. Los movimientos de mamá al caminar, las voces y demás ruidos que el bebé escucha desde el útero, las sensaciones que percibe cuando su mamá se acaricia el abdomen y muchas otras sensaciones lo bombardean continuamente estimulándolo y con esto, se va madurando su sistema nervioso. El bebé, desde que está en el vientre de su madre, tiene la capacidad de sentir, ver, oír y hasta tiene preferencias del sentido del gusto. Todo lo que los padres hacen durante el embarazo para comunicarse y comenzar a estrechar lazos afectivos con el bebito, tiene una repercusión positiva en él.
Cuándo mamá se baña, canta, baila, se ejercita, se nutre, todo esto es percibido por el bebé. El feto capta también las emociones, debido a la circulación de las hormonas en el torrente sanguíneo. Así, cuando mamá tiene momentos de satisfacción, alegría y bienestar, las hormonas que circulan son las del placer; y cuando está tensa y angustiada, se impresiona, se asusta o se disgusta, circulan las hormonas del estrés. Uno de los factores asociados con el bebé que no crece y no aumenta de peso adecuadamente dentro del útero, es el estrés excesivo en la futura madre. Si la embarazada está siempre preocupada, ansiosa y tensa; descansa poco y carece de un entorno de apoyo y cariño, su situación emocional (que repercute en su estado físico) puede afectar el desarrollo y crecimiento de su feto. Los bebés nacen con menor peso, aumenta la posibilidad de tener partos prematuros y la embarazada está más propensa a las infecciones. Las mamás que esperan un bebé, deben saber relajarse física y emocionalmente además de cuidar su nutrición, sus actividades y por supuesto, asistir a sus visitas médicas prenatales para vigilar y mantener un embarazo saludable.
Desde los tiempos de los aztecas, ya se le daba importancia a los estados emocionales de la mujer durante el embarazo y se pensaba que éstos tenían una relación directa con el desarrollo y bienestar del niño que habría de nacer. El embarazo en la época Prehispánica era considerado como el acontecimiento más feliz de la existencia y una vez que la mujer se sabía preñada, se lo comunicaba a la familia y se realizaba un gran festejo en el que el más viejo se dirigía a los futuros padres, y les decía:

"Escuchen todos los presentes, que nuestro Dios ha hecho misericordia porque esta señora ha quedado embarazada y ha recibido dentro de ella una pluma rica, una piedra preciosa y parece que nuestro señor a puesto en ella una criatura"

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